Descortezar y Desgomar: Claves del Procesamiento de la Fibra de Cáñamo
A medida que el cáñamo industrial recupera protagonismo en la región, crece el interés por entender cómo se transforma esta planta en materiales de alto valor. Sin embargo, el conocimiento técnico sobre su procesamiento aún es limitado en América Latina. Dos de los pasos más importantes —y a menudo confundidos— son el descortezado y el desgomado.
¿Qué es Descortezar?
Descortezar (también conocido como decorticar) es el proceso mecánico mediante el cual se separa la fibra externa o líber del núcleo leñoso interno del tallo del cáñamo. La fibra externa contiene el material textil de mayor valor, mientras que el núcleo —llamado estopa o hurd— se utiliza para otros fines como la producción de biocompuestos, papel o bloques de construcción a base de cáñamo.
En su estado crudo, los tallos enteros de cáñamo tienen un valor de mercado bajo, que ronda los USD 200 por tonelada. Una vez descortezados, los componentes separados adquieren valores mucho más altos: la estopa puede venderse entre USD 0,50 y USD 0,60 por libra, mientras que las fibras del líber oscilan entre USD 0,75 y USD 1,40 por libra, dependiendo de su limpieza y calidad.
El descortezado moderno se realiza con maquinaria especializada que tritura, rompe y separa los tallos en etapas, incluyendo sistemas de limpieza por aire y clasificación por tamaño. Estas líneas de procesamiento pueden trabajar entre 5 y 10 toneladas por hora, dependiendo del modelo y nivel de automatización.
Factores como la variedad de cáñamo, el momento de cosecha, la humedad del tallo y la densidad de siembra influyen directamente en la calidad y rendimiento del descortezado. Por ello, contar con tecnología adaptada y personal capacitado resulta fundamental para obtener fibras competitivas a nivel industrial.
¿Qué es Desgomar?
El desgomado es el proceso que refina las fibras obtenidas tras el descortezado. En esta etapa se eliminan las sustancias naturales (pectinas, lignina y hemicelulosas) que mantienen unidas las fibras, liberando hebras más finas, flexibles y suaves. Estas son las que finalmente pueden utilizarse en textiles, tejidos técnicos o materiales compuestos de alta performance.
Tradicionalmente, el desgomado se realiza mediante baños alcalinos suaves, utilizando productos como el hidróxido de sodio. En los últimos años han surgido métodos más sostenibles, como el desgomado enzimático, el proceso asistido por microondas o el uso de disolventes eutécticos profundos, que reducen el impacto ambiental y los tiempos de procesamiento.
A nivel industrial, los costos de desgomado representan una parte importante de la cadena de valor, pero también determinan la calidad final de la fibra. Las fibras desgomadas de cáñamo de alta pureza pueden alcanzar precios internacionales de entre USD 4 y USD 7,50 por kilogramo, muy por encima del valor de la materia prima sin procesar.
Valor económico y oportunidades
Según estudios recientes de Estados Unidos, el costo total de producir y procesar cáñamo para fibra —incluyendo cultivo, descortezado y desgomado— varía entre USD 1.155 y USD 1.505 por tonelada, mientras que los ingresos potenciales pueden situarse entre USD 1.570 y USD 2.016 por tonelada, dependiendo de la calidad y destino de la fibra. Esto demuestra que el procesamiento del cáñamo puede ser rentable cuando se trabaja con eficiencia y escala.
En América Latina, donde existen condiciones agroecológicas favorables y una creciente demanda de materiales sustentables, el cáñamo representa una oportunidad concreta para diversificar economías rurales, generar empleo industrial y agregar valor a la producción primaria. La clave está en integrar la cadena completa: desde el cultivo y la cosecha hasta el descortezado, el desgomado y la comercialización final.
Para el sector agrícola e industrial latinoamericano, dominar estos procesos es una cuestión técnica y estratégica. Cada planta de cáñamo bien procesada puede transformarse en textiles, aislantes, bioplásticos o materiales de construcción sustentables. Invertir en maquinaria, capacitación y tecnología no es un lujo, es el camino para posicionar a la región como un actor relevante en la bioeconomía mundial.
admin
Comentarios
Deja tu comentario