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El huracán Melissa, que azotó el Caribe a finales de octubre con vientos de más de 280 km/h, dejó importantes pérdidas humanas y materiales en Jamaica. Según las autoridades locales, al menos 28 personas fallecieron y cientos de familias fueron desplazadas, mientras amplias zonas rurales permanecen sin electricidad ni agua potable. 

El Ministerio de Agricultura informó que las plantaciones de cannabis —legales e informales— sufrieron daños considerables, especialmente en las parroquias de St. Ann, Westmoreland y St. Elizabeth, donde se concentra gran parte de la producción nacional. Estas pérdidas podrían generar una escasez temporal de flores y resina en el mercado interno y retrasos en los envíos de exportación con destino medicinal.

Jamaica es uno de los países del Caribe con marco regulatorio más avanzado en materia de cannabis medicinal y uso religioso, a través de la Autoridad de Licencias de Cannabis (CLA), creada en 2015. La institución ya anunció que evaluará mecanismos de apoyo financiero y técnico para pequeños cultivadores afectados por el desastre.

Además de la caída en los cultivos de cannabis, el gobierno advirtió que otras producciones agrícolas como el banano, el café y la caña de azúcar también resultaron severamente afectadas, lo que podría impactar en el abastecimiento de alimentos y materias primas en los próximos meses.